Si creciste con tus padres exigiéndote “¡deja el plato limpio!” antes de que pudieras salir de la mesa, es muy fácil llevar el hábito a la edad adulta. También es una medida comprensible, especialmente si está tratando de evitar el desperdicio de alimentos o mantener un presupuesto ajustado.
La buena noticia es que el hábito de plato limpio en sí mismo no es necesariamente dañino.
No hay necesidad de sentirse culpable si disfrutas cada bocado de comida en tu plato, especialmente si te sirve conscientemente lo que necesita. Pero si te sirves en exceso constantemente, entonces comer regularmente todo lo que está en el plato puede conducir al aumento de peso. Además, comer más allá de tus necesidades de energía también puede deshacer la sensación intuitiva de hambre y saciedad de su cuerpo.
Idealmente, debes comer cuando tienes hambre y detenerte cuando estás lleno. Diferenciar el hambre del deseo
Intenta comer hasta que estés 80% lleno, un concepto conocido como “hara hachi bunme” en Japón. Para hacerlo, pon en tu plato lo suficiente para satisfacer el hambre. Si comes todo lo del plato y todavía tiene hambre, consigue más comida. Entre porciones, haz una pausa para considerar si sientes hambre o hambre psicológica. Si anhelas otro sabor pero tu cuerpo te dice que pares, guarda esa porción extra para disfrutarla más tarde, cuando realmente tengas hambre.
Sirve la comida en platos pequeños
Si reduces el tamaño de tu plato, puedes reducir aproximadamente 280 calorías por día. Cuanto más grande sea tu vajilla, más comerás.
Porciona tu plato
Para evitar la culpa del plato limpio, use porciones saludables desde el principio.
Comienza siempre con verduras. Llena la mitad del plato con vegetales sin almidón, como una ensalada de hojas, pimientos asados o espárragos asados. Entonces, habrá menos espacio para opciones más densas en calorías.
Pero ten en cuenta: una porción saludable de carne es aproximadamente del tamaño de una baraja de cartas, y un lado saludable de granos enteros o fruta es aproximadamente del tamaño de una pelota de tenis.
Come mentalmente
Presta atención a cómo sabe cada bocado de tu comida y ten en cuenta las texturas y sabores, evitando distracciones como el teléfono móvil o la televisión. Darle toda su atención a los alimentos no solo favorece una digestión adecuada, sino que también ralentiza el proceso de alimentación para que tu cuerpo y mente tengan la oportunidad de registrarse cuando sus necesidades se hayan satisfecho.
Combatir el miedo de tirar comida
Sin duda, el desperdicio de alimentos y el hambre en el mundo son grandes problemas, pero terminar toda la comida de tu plato tampoco lo resolverá.
La solución es simple: para evitar el desperdicio de alimentos y cualquier culpa asociada, simplemente guarda cualquier alimento restante en tu plato. Incluso si es solo un bocado o dos, siempre puedes disfrutarlo más tarde.
Convierte las sobras
Si tus recetas favoritas siguen produciendo más de lo que puede comer, en lugar de tratar de consumir todo lo que pueda, planifica con anticipación la próxima vez.
Toma una nota para reducir a la mitad la receta o congelar las sobras (las sopas, guisos y guisos son especialmente aptos para el congelador). El exceso de restos de comida puede generar tanta creatividad culinaria si estás abierto a ello.
Comparte tu plato
Los restaurantes son conocidos por servir porciones masivas, así que no te esfuerces por comer en exceso.
Divide tu comida con un amigo o guarda parte de la tuya para más tarde. Si tiendes a mordisquear sin pensar en el transcurso de una conversación, puedes pedir que te guarden la mitad del plato antes de que se sirva tu comida.
Horario para snacks
Si a menudo estás hambriento cuando te sientas a cenar, puedes poner en tu plato limpio más comida de la que tu cuerpo necesita. Para evitar esto, planifica una merienda saludable por la tarde.
Prueba pistachos y uvas, hummus y pepinos o un huevo duro y bayas. No pase más de cinco horas sin comer algo. Esto ayuda a mantener su metabolismo acelerado y su nivel de azúcar en la sangre estable, evitando un frenesí de alimentación hambriento a la hora de la cena.